Cuando ya está preparado, se escoge a un perro para realizar el ritual. El nudo le queda apretándole el pecho y comienzan a poner firmes los pilares, haciendo que el nudo se vaya deshaciendo poco a poco y vaya girando a gran velocidad.
Al final, el perro cae asustado al agua.
Este evento fue prohibido en Bulgaria en 2006, tras entrar en la UE. Sin embargo, en 2011, el alcade del pueblo que llevaba a cabo esta celebración permitió a los habitantes volver a realizar esta tradición con la escusa de que en esos momentos sufrían una gran crisis y quizás ese festival atraería a turistas.
Organizaciones para la Protección de los Derechos de los Animales en Bulgaria, Europa y América se oponen totalmente a la celebración de esto, y ya están poniendo en marcha un plan para ponerle fin de una vez por todas.